LIBROS Y PELÍCULAS

LIBROS Y PELÍCULAS

PON LOS ALTAVOCES

REFLEXIÓN SOBRE LOS LIBROS SAGRADOS

     La Palabra de las Santas Escrituras, sea la Biblia, el Corán, El Libro de Enoc, El Talmud, los Sutras,… cualquiera de ellos escrito por la mano del hombre, por esas personas que antes escribían pero que con su mejor intención pudieron dejar resquicios de algún error en la transcripción de los textos, de unos tiempos a otros, de unos libros a otros, de unas copias a otras… Dios, Alá, quien quieras llamarlo, dieron las palabras ordenadas seguramente pero se han ido transcribiendo de libros a libros hasta nuestros días, pero la esencia prevalece, porque de eso se trata; toda la enseñanza que quieren trasmitir éstos libros y éstas religiones está basada esencialmente en la cábala, en numerología y geometría sagrada, es por ello que algunos de sus datos, fechas y otras informaciones básicas son inamovibles, y algunas de ellas incluso coincidentes.

Tanto la Iglesia, como el budismo, Islam, etc. lo saben, desde el principio de los tiempos, y basados en eso, han dejado las palabras sagradas en su sitio y en la cantidad y proporción adecuada y justa.

Por ej. la iglesia sabe  más de lo que cuenta, en cuanto a cábala y geometría sagrada se refiere; Se ha hablado mucho sobre las cosas secretas del vaticano, y todo está basado en simbología. Simplemente hay que darse un paseo visual por los alrededores y jardines del propio Vaticano para saber que todo esto es cierto, que cada escultura, cada arquitectura que rodea el conjunto tiene un significado; un vivo ejemplo es la Plaza de la Piña, en el Vaticano.

Volviendo a los textos de los Libros Sagrados, cabe decir que muchos de ellos fueron canalizados y otros muchos escritos posteriormente a su propia canalización o el transcurrir de los hechos, con lo que podemos pensar que pudo haber algún tipo de error entre lo que se hizo o dijo en un principio y lo que se escribió.

Si nos remontamos a la antigüedad las glándulas pineales de aquellas gentes estaban  más desarrolladas que las de la gente actual; eran capaces de memorizar en su cabeza los datos que ahora tenemos en nuestros ordenadores… y ordenarlos, contabilizar las palabras y dar el significado justo a cada una en la frase en que la iban a utilizar, aunque se  tratara de la misma... pero mucha de esa información desapareció igual que las antiguas civilizaciones y junto con ellas se llevaron su sabiduría. Lo que hoy nos queda es una mínima parte de lo que el ser humano llegó a conseguir, y ahora en ello estamos, intentando entender, comprender y completar cada uno de nosotros nuestro manto de luz.

Es por eso que entender por ejemplo  la Biblia y el Corán cuesta, porque tiene muchos significados, incluso se diría que son libros “diseñados” para que cada uno le encuentre su significado, porque seguro que se lo va a encontrar. Lo que para una persona es "A", para otra  puede ser "B".

Dudo que "aquella palabra dictada por el Padre, el profeta o quien fuera..." sea aún la misma que hoy tenemos escrita ante nuestros ojos. Los errores existen, los documentos en muchas ocasiones se han perdido o extraviado…

El ser humano es manipulador. Por eso me pregunto si, lo que hoy leemos es lo que realmente aquellos días ocurrió o se dijo.

Ana Ruíz 

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ALEJANDRO MAGNO

     Se cuenta que el emperador romano Alejandro Magno, de camino hacia India, fue a visitar al filósofo griego Diógenes de Sínope. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla de un río, sobre la arena, tomando el sol desnudo. Nada más verlo, Alejandro Magno quedó fascinado por la energía y la paz que desprendía su presencia. "Señor, por todas partes me cuentan que es usted un gran sabio”, afirmó el emperador. "Me gustaría hacer algo por usted. Dígame lo que desea y se lo daré”. Sin apenas inmutarse, Diógenes le contestó, con voz tranquila y serena: "Muévete un poco, que me estás tapando el sol. No necesito nada más”.

Su respuesta le dejó impresionado. Tras unos segundos de silencio, el filósofo le preguntó: "¿Adónde vas, Alejandro?”. "Y sobre todo, ¿para qué?”. Seguro de sí mismo, el emperador le contestó: "Voy a India a conquistar el mundo entero”. Diógenes le miró a los ojos y le hizo una nueva pregunta: "Y después, ¿qué vas a hacer?”. Alejandro Magno se lo pensó un buen rato y finalmente afirmó: "Después descansaré, viviré tranquilo y seré feliz”.

Diógenes se echó a reír. "Estás loco”, le espetó. "Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo qué necesidad hay de hacerlo. Si al final lo que quieres es descansar, vivir tranquilo y ser feliz, ¿por qué no lo haces ahora? Y te digo más: si lo sigues posponiendo, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo muere en el camino, pero son muy pocos los que realmente viven”.